“Los derechos de los chicos
no son discursos, son hechos”
El juez Rodolfo Brizuela estuvo en esta ciudad el pasado martes para participar en la jornada “Si bajamos, ¿qué elevamos? Responsabilidad Penal Juvenil”, organizada por el Foro de la Infancia.En el primer tramo del encuentro, se reunió con jóvenes de diferentes instituciones en la sede de la Pastoral Penitenciaria. Por la tarde, expuso su experiencia y ofreció una disertación junto al diputado provincial Marcelo Brignoni, autor del proyecto de ley provincial de Justicia Penal Juvenil.
“Hoy se habla de un proyecto que está en el Congreso Nacional y plantea la responsabilidad penal juvenil a partir de los 14 años. esto implica el concepto de la imputabilidad y la inimputabilidad: si tenemos una ley que dice que no es punible un chico si no cumplió 16 años y genero un régimen penal juvenil a partir de los 14, bajé la edad de imputabilidad de los 16 a los 14”. Así se expresa Rodolfo Brizuela, actual juez de Garantía del Joven de La Matanza, al tiempo que advierte que los derechos de chicos y chicas “no son discursos sino hechos”.
“Como juez de Menores tenía una competencia muy grande porque trabajaba no sólo con los chicos que cometían delitos, sino con los chicos víctimas de delitos: niños abusados, que se drogaban, que no tenían escolaridad. Pero los nuevos paradigmas dicen que hay que sacar a los jueces de Menores del mundo de los niños y se generó esto de la Justicia Penal Juvenil. Parecería que la Justicia para los niños tiene que ver solamente con lo penal y no con lo demás. Hablando en números, antes trabajaba con 100 (chicos) y ahora con 15, y por el mismo precio, lo cual me tendría que poner contento -ironizó-: tengo menos trabajo, gano el mismo salario...”.
—Pero no parece estar contento.
—No me puedo sentir contento porque he perdido contacto con los chicos. La naturaleza de un juez de Menores es trabajar con ellos."
—Pero no parece estar contento.
—No me puedo sentir contento porque he perdido contacto con los chicos. La naturaleza de un juez de Menores es trabajar con ellos."
"En el (fuero) penal juvenil mi trabajo ahora es velar por las garantías en el proceso legal y me sigo preguntando qué pasa con lo otro, con la niña que es abusada, por ejemplo. Las nuevas leyes dicen que los organismos administrativos deben resolver esto y me pregunto: ¿están capacitados? ¿Son los mandados naturalmente a preservar los derechos de los niños? Les están dando facultades a organismos administrativos para sacar a un niño de su hogar y colocarlo en otro hogar. En Buenos Aires, se lo llama “abrigo” o “guardas institucionales”. Para mí, se llama internación o institucionalización, les guste o no les guste. Si queremos tener una Justicia Penal Juvenil, adelante. Pero debemos tener también una Justicia de protección de los derechos civiles del niño."
Antes de llegar al conflicto
“Reaccionamos diciendo: “Los jóvenes son violentos, por lo tanto, tenemos que reprimirlos’. Yo digo que empecemos a analizar qué pasa con la historia de un chico. Todos los niños nacen buenos, van a la escuela, sonríen. Pero llega el momento en que actúan violentamente con sus compañeros y uno se pregunta qué pasó. Y resulta que, cuando uno entra a buscar, encuentra que ese chico aprendió el golpe y el maltrato dentro de la familia. Pero también lo aprende de la comunidad en que vive, en la discriminación y la marginación. Todo lo aprende en la sociedad y lo actúa. Y ahora la sociedad dice: “Reprimamos a esos chicos que son violentos’. Si los hemos educado para la violencia, ¿cómo podemos pedir ahora que se reprima la violencia, cuando en realidad lo que tenemos que hacer es educarlos? Pero también tenemos que reeducar a los papás que entraron en la conducta del “Sí’ fácil, de darle al chico todo lo que exige sin importar si tiene el dinero para pagarlo”.
"Hagamos un mea culpa, porque los medios también son un factor importante que destacan con letras catástrofe: “Menor involucrado en un hecho penal”. Es cierto que es un hecho tremendo, aberrante, pero también tenemos que preguntarnos qué le pasó a este chico. "
“Reaccionamos diciendo: “Los jóvenes son violentos, por lo tanto, tenemos que reprimirlos’. Yo digo que empecemos a analizar qué pasa con la historia de un chico. Todos los niños nacen buenos, van a la escuela, sonríen. Pero llega el momento en que actúan violentamente con sus compañeros y uno se pregunta qué pasó. Y resulta que, cuando uno entra a buscar, encuentra que ese chico aprendió el golpe y el maltrato dentro de la familia. Pero también lo aprende de la comunidad en que vive, en la discriminación y la marginación. Todo lo aprende en la sociedad y lo actúa. Y ahora la sociedad dice: “Reprimamos a esos chicos que son violentos’. Si los hemos educado para la violencia, ¿cómo podemos pedir ahora que se reprima la violencia, cuando en realidad lo que tenemos que hacer es educarlos? Pero también tenemos que reeducar a los papás que entraron en la conducta del “Sí’ fácil, de darle al chico todo lo que exige sin importar si tiene el dinero para pagarlo”.
"Hagamos un mea culpa, porque los medios también son un factor importante que destacan con letras catástrofe: “Menor involucrado en un hecho penal”. Es cierto que es un hecho tremendo, aberrante, pero también tenemos que preguntarnos qué le pasó a este chico. "
"Hay que trabajar seriamente en todo el país en la prevención y generando los tres pilares que entiendo necesarios: una política educativa; un sistema de salud donde los chicos tengan todas las vacunas, puedan ser tratados de la adicción y donde no haya un bebé que se esté muriendo porque no tiene un respirador artificial, y políticas laborales que permitan que los padres tengan trabajo y que los chicos puedan acceder a un mercado laboral. Y, mientras tanto, si no nos ponemos a trabajar ahora, vamos a seguir viendo los ejércitos de cadáveres de niños que se mueren por el paco, por enfrentamientos con las autoridades de seguridad o porque terminan muy mal por el maltrato y el abuso."
FUENTE: DIARIO EL LITORAL, 25 de octubre de 2009
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