Nota publicada por revista UMBRALES

Martes, 6 de Octubre de 2009


Zaspe, "obispo profeta"
El 24 de enero pasado, al cumplirse 25 años de la muerte del arzobispo de Santa Fe, Vicente Zaspe, el card. Jorge Bergoglio celebró una misa en la catedral de Buenos Aires haciendo referencia a los profetas enviados por Dios para cada situación histórica y catalogó a Zaspe de "obispo profeta".
El card. Bergoglio se refirió a la elocuencia de la palabra de este obispo profeta, escuchada por todos, ya sea radialmente como por escrito. "Preparaba su predicación con la misma sencillez y hondura con la que barría la vereda todas las mañanas en su parroquia porteña de Lourdes en Belgrano, antes de ser obispo". Citando a Pedro Siwak, autor de un artículo sobre Zaspe en "Obispos Protagonistas", siguió diciendo: "Siendo arzobispo de Santa Fe, cuando muchos callaban en tiempos de dictadura, él habló. Y cuando esos mismos que habían callado, pasado el peligro empezaron a hablar, él calló. Fue un profeta y nunca habló desde la política sino únicamente desde el evangelio". Con absoluta sinceridad Bergoglio añadió: "Conoció la desconfianza de tantos cristianos e incluso de colegas. Sufrió difamación y calumnia. Nunca se defendió. Puso su defensa en el Señor. Fue una figura señera, referencial". Y terminaba el cardenal con una velada autocrítica, augurando "a esta Iglesia Argentina que siempre le tuvo miedo a la cruz y siempre fue tentada de eludir la cruz que, mirando a él, crezca en valentía". Lo que más llamó la atención fue que el cardenal reconociera que "en su tramo final Zaspe vivió el sufrimiento de quien dijo todo lo que tenía que decir y ahora se le mandaba callar. Fue como de martirio". Esta rehabilitación de Zaspe se debe a que fue abandonado afectiva e institucionalmente por muchos de sus pares, sobre todo en los últimos años de su vida. En 1982 (el 15 de agosto), año en que había recibido varias amenazas de muerte, su auto fue violentamente embestido de atrás por un camión y hasta el día de hoy se duda si fue un accidente o un atentado. Un año y medio después, murió. Para el ex gobernador de Santa Fe, José Maria Vernet, el accidente fue un atentado al estilo de los que sufrieron los obispos Angelelli y Ponce de León y que a ellos les causó la muerte. El p. Edgardo Trucco, que fue colaborador de Zaspe, declaró: "El último año de vida del arzobispo (1984) fue para él un calvario. Fue un año cargado de persecuciones y calumnias que provenían de afuera y de adentro de la Iglesia por gente que quería que Zaspe se callara la boca; y él no encontraba apoyo en nadie, salvo en algunas personas amigas". Ya el arzobispo había renunciado a su cargo de vicepresidente de la Conferencia Episcopal Argentina y se había enfrentado claramente con la dictadura. Fue Zaspe que junto a los obispos Devoto y Angelelli había apoyado desde el comienzo a los Curas para el Tercer Mundo. A Emilio Mignone, católico comprometido que fue rector de la Universidad de Luján y posteriormente fundador del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), Zaspe le había profetizado: "No me cabe duda que de aquí a unos años la Iglesia va a estar colocada en la picota". Ahora oficialmente el presidente de la Conferencia Episcopal ha reconocido en él a un profeta que marcó caminos.
También se celebró una misa el 8 de febrero en la basílica de Nuestra Señora de Luján, en donde descansan sus restos, en memoria del Siervo de Dios Eduardo Pironio para el aniversario de su muerte; la misa fue presidida por el obispo Miguel Hesayne. Fernando Bagalló, obispo de Merlo-Moreno, recordó los duros momentos que también vivió el card. Pironio cuando en los años setenta "toda persona que expresaba un compromiso con los más pobres, era sospechada".
Resaltó su disponibilidad apostólica al servicio de la Iglesia; había dicho de sí mismo el cardenal: "Solo elegí algo por voluntad propia cuando entré en el seminario".
La causa de beatificación del Siervo de Dios, muerto el 5 de febrero de 1998, ha sido empezada por la Conferencia Episcopal Argentina en el 2003 y en el 2006 se abrió oficialmente la fase diocesana del proceso canónico.



FUENTE: http://www.chasque.net/umbrales/rev196/PAG10.HTM