miércoles, 1 de diciembre de 2010

XVII Congreso Latinoamericano y Caribeño de Caritas y IV Encuentro Continental de Pastoral Social – Caritas | Octubre de 2010

“Los nuevos crucificados de la historia”. Millones de hombres y mujeres, ancianos, adultos, jóvenes y niños que, en nuestro continente, sufren “en carne viva la pobreza, la marginación y la exclusión”. Por ellos, por su derecho a una vida digna y plena, nos reunimos junto a hermanos y hermanas de la Región América Latina y el Caribe para realizar el XVII Congreso Latinoamericano y Caribeño de Pastoral Social-Caritas.

Los gritos y clamores de este pueblo doliente nos interpelaron a plantearnos nuevos desafíos y compromisos, reconociendo juntos sus necesidades más urgentes para seguir acompañándolos desde nuestra misión.
América, sin duda, es el continente de la esperanza, es la región que cuenta con mayores factores de unidad, entre ellos, la fe en Cristo que es base y cimiento de la vida y convivencia en nuestros pueblos. Pero es también una tierra desgarrada por conflictos y contradicciones, incapaz hasta ahora de superar las brechas estridentes de desigualdades y marginaciones que nos atraviesan.

Como Pastoral Social-Caritas en la Región, estamos llamados a sembrar esperanza y a denunciar las situaciones que atentan contra la dignidad de la persona humana, anunciando que un mundo mejor es posible, basado en la verdad, la justicia, el amor y la libertad. La realidad nos convoca a seguir trabajando para desarticular las estructuras de injusticia que marginan, que excluyen y que incluso determinan que tantas personas pasen a ser sobrantes en el mundo de hoy. Lo que nos mueve no es una simple filantropía animada por una fuerza de voluntad que, tarde o temprano, tiende a ceder ante tan inmensa empresa. Es nuestro sí al llamado que Jesús nos hace, es el compromiso de animar la diakonía de la Iglesia, desde un modo de obrar y estar presentes en medio del mundo que brote de la entraña del Evangelio y siga fortaleciendo nuestra identidad: ser testigos del amor de Dios.

Por eso, el Congreso nos convocó a dar gracias y a celebrar todo lo que Dios viene realizando con nosotros, en nosotros y en la vida de muchos hermanos y hermanas. Juntos reconocimos que esa acción de Dios nos alienta y fortalece en nuestro caminar, como pueblo, como Iglesia, como comunidad de comunidades. En una unidad que asume en su seno enormes diversidades, pero que tiene en Cristo la piedra angular sobre la que queremos construir “una América para todos y todas”.

Durante estas intensas jornadas repasamos el trabajo de los últimos años, reflexionamos sobre nuestra identidad, recuperamos los clamores y gritos de los pueblos en nuestro continente, discernimos acerca de las claves para avanzar hacia una verdadera conversión pastoral y asumimos nuevos desafíos, de cara a los próximos años. En cada uno de estos momentos, primó siempre un espíritu celebrativo y fraterno.

Desde este espíritu, les pido que me sigan acompañando con la oración en el desafío renovado que el Señor me propone, a partir de mi reelección como presidente de Caritas en la Región. Asimismo, en nombre de Cáritas Argentina quiero agradecer a Dios, Padre Bueno, por su presencia amorosa durante todo el desarrollo del Congreso, por el entusiasmo permanente de cada uno de los participantes y por su compromiso concreto con la realidad de los más pobres, un compromiso que nos renueva en la esperanza de revitalizar cuanto venimos realizando como Cáritas en el continente.

Mons. Fernando Bargalló, presidente de Caritas de la Región América Latina y el Caribe y de Cáritas Argentina

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Síntesis del Mensaje final del Congreso Regional Latinoamericano y Caribeño

Compromisos y desafíos ante los clamores del pueblo

Al finalizar el Congreso, los participantes se plantearon diversos desafíos, como seguir trabajando “en la capacidad de relación y diálogo con el mundo” y en la “articulación de esfuerzos con otros actores dentro y fuera de la Iglesia”; continuar profundizando “en la reflexión y el trabajo en perspectiva de Género, como eje transversal de todas nuestras acciones y estructuras pastorales” y “buscar un modelo de desarrollo alternativo que incluya la responsabilidad por una auténtica ecología, natural y humana, que nos permita incidir en la promulgación de políticas que garanticen la protección, conservación y restauración de la naturaleza”, entre otros.

A través de diversos testimonios y reflexiones, el discernimiento compartido permitió definir qué elementos hacen a la identidad institucional, de cara a una verdadera conversión pastoral que se encarne en la Misión Continental, en comunión con el Documento de Aparecida. Por eso, fue asumido el compromiso concreto de “enfrentar los diversos y variados desafíos que se presentan hoy a la Iglesia y en particular a la Pastoral Social-Caritas”, desde “una actitud permanente de apertura, de aprendizaje”, atentos al contexto histórico actual y a partir de una verdadera “renovación personal, pastoral y eclesial”.
En el mensaje de cierre también agradecieron a Dios, “por hacernos hijos e hijas suyos, por la dignidad humana que es un don pero también una tarea constante en medio de dificultades”. Además, dieron gracias al Padre “por cada uno de nuestros países, sus etnias, sus culturas, por su gente y sus familias” y recordaron que “muchas de nuestras naciones celebran en estos tiempos sus bicentenarios de independencia”, valorando “el gran don de la libertad que debemos seguir construyendo y animando a través de las estructuras democráticas y del servicio comunitario de nuestras pastorales sociales Caritas”. 


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