En esta entrevista, Mons. José María Arancedo nos cuenta su
punto de vista sobre la violencia y sus causas; y nos anima
a seguir el camino pastoral en las cárceles, para sumar
nuestro esfuerzo en la construcción de una sociedad más
justa, para todos.
LA VIOLENCIA
“El tema de la violencia ya se ha instalado y es un signo, un
efecto. Cuando llega la violencia es que ya se han
claudicado otras instancias de dialogo, de solucionar
problemas de una manera distinta. La sociedad se ha
fraccionado, y se han perdido lazos de pertenencia, se ha
perdido la fraternidad, el sentido del de la vida del otro.”
LAS CAUSAS
“Las causas son muchas: el egoísmo, el individualismo, las
injusticias en las que se vive, inequidad en la distribución
de las riquezas, pocos con mucho y muchos con poco, la
falta del trabajo y la caída también de la cultura del trabajo.
Una cultura que privilegia el presente, y no orienta a la
persona a proyectos futuros; cuando se aísla el hoy de un
proyecto de vida se corre peligro de buscar todas las
soluciones en el presente.
Todo esto nos habla sobre injusticia, falta de trabajo, una
cultura que ha quebrado los lazos de pertenencia que
hacen a la dignidad de la persona. Entonces aparece
después y nos asusta la violencia y queremos reprimirla
pero estamos viendo los efectos y no las causas, queremos
meter más policías para reprimir los efectos, pero siempre
van a aparecer estos efectos, ¿ porque?
Porque la enfermedad está en el cuerpo social, entonces
hay que tratar de trabajar desde la familia, desde la
escuela, desde la educación, desde el Estado dando y
posibilitando fuentes de trabajo a través de las empresas,
hay hacer una opción educativa cultural, para que el
hombre vuelva a encontrar su real dignidad y su alegría en
los proyectos a futuros de los cuales debe ser
protagonista.”
LA CONTENCIÓN
“Si la familia del chico no puede contenerlo, la escuela
debe hacerlo, entonces hay que invertir mucho, invertir
más en la educación, en los barrios carenciados, para que
el chico tenga mejor escolaridad y que empiece ahí
también a integrar a la familia, para que vaya naciendo una
cultura nueva, creo que eso es lo que tenemos que
reconstruir, también los medios, lo que la familia consume
a través de televisión no eleva, al contrario, empobrece y la
violencia es un efecto de la pobreza cultural de un pueblo.”
DESDE LA IGLESIA
“Nuestra fuente es Jesucristo, El es el camino, la vida y El
nos ha enseñado que, como hijo de Dios, ha venido para
elevar al hombre. El nos dice: “cuando fuiste a visitar a un
preso, ahí estaba yo”. Jesucristo se identificaba con el
dolor, entonces el acercarnos al dolor sea en la cárcel, en la
calle, es un signo de que está presente. Cuando uno ve una
pastoral carcelaria activa, Cristo está presente en la Iglesia
a través de esta pastoral.
Cuando van a visitar a un preso, están haciendo lo que El
nos pide, y ustedes en eso han encontrado la satisfacción
de encontrarse con Cristo. Ese preso que está ahí con
todas las dificultades que puede tener un chico que caiga
en la cárcel, pero Cristo quiso quedarse también en él
porqué él vino a asumir la naturaleza humana de todos,
también del preso, es más, él ha querido también quedarse
para reclamarnos que sepamos buscarlo donde El se
encuentre.”
LA ORACIÓN
“Pero vamos a descubrir a Cristo en el otro cuando primero
también hemos descubierto a Cristo en la oración, en el
evangelio y en la eucaristía. Una pastoral carcelaria que no
nazca de un discipulado profundo de la intimidad de vida
con Jesucristo en la oración, en la palabra de Dios, en la
eucaristía, no va a ser una pastoral fecunda, va a ser una
obra social medianamente buena pero no va a tener el
plus, el fervor, la actitud de aquel que se ha encontrado
primero con Jesucristo.”
Entrevista: Laura Ludueña
Desgrabación: Florencia Miretti
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